La gran mayoría de los instrumentos musicales de cuerda cuentan además con un
resonador o caja de resonancia, que contribuye a dos aspectos importantes del
sonido:
sonoridad:
la cuerda tiene una superficie muy pequeña y mueve poco aire; al
transmitirse la vibración a la superficie mayor de la caja de resonancia, la
energía se distribuye más eficientemente
timbre:
la respuesta de frecuencia del resonador actúa como un filtro que da
homogeneidad tímbrica en toda la tesitura del instrumento